Nuestros primeros tomates de pera, tienen una sintomatología común y anormal. Presentan podredumbre en el extremo inferior del  tomate, el tomate se empieza a necrosar y eso hace que no sean vistosos y mucho menos apetecibles.

 

Se trata de una enfermedad fisiológica conocida como “Necrosis apical del fruto”.

 

En nuestro caso se ha dado en el tomate de pera y puntualmente en pimiento. Sin embargo en el tomate cherry no se ha manifestado.

 

Primero la zona apical del tomate comienza a adquirir un color blanquecino y blando, posteriormente comienza a secarse esa zona y se hunde pasando a un color marrón.

 

Este problema ocurre fundamentalmente por tres factores:

• Estrés hídrico

• Alta concentración de potasio en el terreno.

• Déficit de calcio

 

Los tres factores a veces están vinculados. Pues la alta concentración de potasa en el terreno impide que la planta pueda absorber el agua que necesita provocando el estrés hídrico. Y la falta de calcio, también provoca que el tomate movilice agua en su actividad fisiológica.

 

En nuestro caso hemos decidido realizar un aporte de calcio mediante la aplicación de estiércol de gallina en los surcos. La cantidad aplicada ha sido mínima, unos 100 gramos por metro cuadrado.

 

Esta actuación al parecer ha sido totalmente efectiva pues las nuevas producciones de ya no presentaban problema alguno.